Capítulo 138: Ya es muy tarde.
Donovan bajó la pantalla del móvil despacio. Lo sostuvo entre sus dedos unos segundos más, como si su mente aún estuviera entrelazada con la información que había leído.
Luego levantó la mirada hacia Rosalind.
Ella lo observaba con esos ojos azules suaves, abiertos, sinceros. No presionaba, solo quería entender qué pasaba.
Donovan exhaló, sus hombros, que se habían tensado apenas, se relajaron de nuevo. Entonces guardó el teléfono en el bolsillo interior de su gabardina y acercó una mano a su rostro.
Sus dedos rozaron la mejilla de ella.
—Nada que deba preocuparte, mi señora —dijo ese hombre con voz baja—. Solo asuntos que puedo manejar.
Rosalind lo miró en silencio unos segundos más.
No le creyó del todo.
Pero tampoco dudó de él.
No era desconfianza hacia su esposo… era ese sentimiento suave de querer verlo descansar un poco. De querer cargar aunque fuera una brizna de lo que él siempre cargaba.
Ella bajó los ojos. Sus manos se apretaron una contra la otra sobre su regazo