El corazón de Rosalind dio un vuelco.
Donovan la miró suavemente… y en ese instante ella frunció un poco el ceño. Sintió el olor de la fruta, el pan tostado… y su estómago respondió con una ola extraña.
Ella llevó una mano a su boca, respirando despacio.
Donovan la observó al instante.
—Rosalind… —dijo, inclinado hacia ella.
—Estoy bien —susurró la mujer—. Solo… no tengo mucho apetito.
Donovan negó suave.
—No te esfuerces. Tu cuerpo está cambiando. Es normal. Por eso hoy iremos a ver a la doctora.
Anthony la miró preocupado.
—¿El bebé está bien?
Rosalind sonrió débil, pero dulce, y le tomó la mano.
—Está bien, o eso esperamos. Es normal. Solo es cansancio.
……………
✧✧✧ Más tarde en la limusina del CEO Ainsworth. ✧✧✧
La lluvia seguía cayendo. Las ventanas de la limusina estaban empañadas. El interior era amplio, silencioso. Rosalind estaba recostada contra Donovan, con la cabeza en su hombro. Sus dedos jugaban con los de él, despacio, como si estuviera pensando sin pensar.