Rosalind cortó la llamada, guardó el teléfono y lo ayudó a caminar, su corazón latía con fuerza.
Tap~ Tap~
Llegaron al ascensor privado. Rosalind presionó el botón y, cuando las puertas se abrieron, lo sostuvo con ambas manos, obligándose a mantener la calma.
El ascensor ascendió en silencio.
Ella respiraba entrecortado, las lágrimas luchando por salir.
Ding~
La puerta se abrió.
Caminaron por el pasillo de mármol hacia la suite presidencial. Donovan tropezó ligeramente, y ella lo sostuvo del brazo.
—Ya casi, cariño… aguanta un poco más.
Abrió la puerta con la tarjeta magnética.
Clack~
El interior los recibió con la suave iluminación de las lámparas de cristal. Rosalind lo condujo hasta el baño. El doctor había dicho que debía inducir el vómito.
Ella lo explicó con voz quebradiza y sus ojos azules llenándose de lágrimas de preocupación.
—Hazlo… por favor… el médico dijo que ayudará.
Donovan asintió apenas. Entró y apoyó las manos en el lavabo, obedeciendo