Emma
Estaba sentada en la cama del hotel con una cómoda bata de hotel, más sobrina, bañada, descansada totalmente. La sobriedad es maravillosa y no puedo empezar a intentar entender cómo siempre caigo en las garras del tequila y la mala compañía de Verónica... fácil los tres somos lo mismo cuando estamos juntos.
Revisé mi correo de voz y me encontré con varios mensajes de arrepentimiento y preocupación por parte de James. Después de verificar que no hubiese otra persona intentando contactarme marqué el número de casa y James fue quién contestó.— ¿Si?
— ¿En dónde estás?—preguntó James.
— En un hotel.
— ¿Voy por ti?
— No, ahorita llego. Voy a bañarme y voy direc