Capítulo 22
A la mañana siguiente, Alexander despertó con una gran sonrisa en sus labios. Volvió la cara para mirar a la mujer que suponía que debía estar dormida, y sus bonitos ojos café lo miraron.
—Buenos días — le sonrió y se irguió cubriendo su pecho con las sábanas de satén.
—Buenos días — el