No sabía qué decir y por alguna razón, sentí los pinchazos de las lágrimas.
Bajo lentamente sus manos y abrió la cremallera de mi falda tubo, dejándola caer al suelo. Luego, sin quitar sus ojos de los míos, abrió uno a uno las perlas de mi blusa de seda, cuando estuvo hecho, la saco por completo y