Leído o Entregado
~TRAVIS~
Miré fijamente la pantalla de mi teléfono. El mensaje seguía ahí, sin respuesta. Habían pasado tres días desde que lo envié, y no había nada. No contestó.
Me repetía constantemente que no importaba. No era el tipo de hombre que se quedaba esperando un mensaje como un adolescente enamorado y tenía trabajo que hacer, una empresa que dirigir.
Pero incluso mientras me sumergía en reuniones y papeleo, no podía evitar mirar mi teléfono cada pocos minutos, esperando estúpidamente, que quizás ella me respondiera al fin.
No lo había hecho.
Para el cuarto día, el silencio me estaba carcomiendo. Era una distracción, más que cuando nos enviábamos mensajes activamente durante el día. Al menos entonces, sabía que ella estaba al otro lado, aunque hiciera de su misión en la vida irritarme. Ahora, no había nada.
No quería admitirlo, pero estaba preocupado.
Me sorprendí mirando el último mensaje que le había enviado: “¿Estás dormida?” Como si de alguna manera, si lo miraba e