Me levanto mucho mejor que ayer. Hoy ya no tengo mareo y tengo ánimo de levantarme y ver a mi pequeña. Salgo de la ducha y busco un jean con una blusa de tiras.
Cuando salgo de la habitación, voy directo a la de Alana, pero ella no está. Entonces bajo porque quizás la tenga Nana.
- Vamos, cariño, come - veo a Dante tratando de darle la comida a Alana, pero al parecer esta se niega - Alana, no hagas enojar a papá.
Mi niña, me acerco a ellos y cuando Alana me ve, comienza a gritar "mamá" y a estirar sus manitas.
- Hola, mi amor - la tomo en brazos y la lleno de besos - ¿Me extrañaste? - ella coloca sus manitos en mi rostro y luego me da besos - Yo también te extrañé mucho.
- ¿Cómo estás? - pregunta Dante, que me mira embobado.
- Mucho mejor, gracias por todo.
- No hay de qué, ven, vamos a comer. Esta pequeña me está haciendo la vida imposible con la comida.
- Cariño, no le hagas la vida difícil a tu padre - la siento en la sillita de ella y le paso la cuchara con la comida - Abre la boqu