ANDROMACA
—¿Saldrás? —no la miro, busco mi ropa en el armario —pensé que…
—Pensaste que te follaría—me giro hacia ella y «jodida mierda», esta divina, sensual, ardiente en esa lencería trasparente que deja ver sus pezones erectos y rosados, «¿que pretende?» su cabello dorado suelto cubre uno de sus ojos dándole una apariencia tan jodidamente inocente y atrevida, parpadeo varias veces saliendo de su embrujo visual —¿qué quieres? —acomodo la jodida erección, «quiere seducirme»—largo Andrómaca—debo salir de aquí o terminare lo que empezamos en el auto.
—Quédate—suplica mimosa y mierda, «huye Stavros» «no puedo caer en su embrujo de nuevo» —hablemos por favor—me seduce con su voz y entiendo la intencionalidad en ellas.
—Estas caliente mujer—termino de organizarme con mi polla como un fierro y goteando—mastúrbate—paso por su lado ignorando el perfume que hace burbujea la sangre—estas acostumbrada a eso para bajar tu calentura.
Alcanzo mis pertenencias omitiendo el hecho de escucharla sollo