STAVROS
Siento el cuerpo pesado, la cabeza me da vuelta, los parpados me pesan la luz de la alcoba me molesta y al abrir mis ojos una fuerte arcada me fastidia, la controlo mientras intento ubicar donde estoy, lo único que puedo percibir es que hay un cuerpo femenino a mi lado desnudo, quiero tocarlo, pero la arcada me hace sacar los pies de la cama en busca del baño, lo hayo y vacío todos mis demonios en el inodoro sosteniéndome de los bordes.
«Maldita sea, no vuelvo a beber»
Unas manos suaves acarician mi espalda y sé que es ella, recuerdo que vine a buscarla demasiado enojado conmigo mismo por dejarme dominar de los celos, envenenar por las palabras de Artemisa, me descontrolaron al punto de querer matar a todo el mundo.
—¿Estas bien mi amor?—asiento respirando profundo, es una mierda regurgitar y continuo exorcizando mi cuerpo mientras ella se aleja—te traeré una bebida.
Las ganas cesan y me imagino que ya no tengo más mierda dentro, la cabeza me duele, me siento un poco descom