bendita y maldita curiosidad (bl)
bendita y maldita curiosidad (bl)
Por: kitty fritz
capítulo 1: primer encuentro (+18)

Creo que lo primero es presentarme me llamo Osmar Lafromte, vivo en una ciudad con poca vegetación, aunque hay pueblos cercanos como a dos o tres horas que son todo lo contrario pero a mi papá no le gusta ir ni siquiera a acampar, estoy en el último año de colegio a meses de cumplir los dieciocho años, mido aproximadamente un metro setenta, cabello castaño claro, largas pestañas, ojos verdes claros, labios casi rosados, una contextura delgada la verdad creo que es porque me la paso estudiando y práctico deporte solo en la clase de educación física del colegio.

Vivo solo con mi padre Christopher Lafromte, de mi madre no sé nada cada vez que le pregunto a papá se encierra en su cuarto o en su despacho, a la cual por alguna razón no me permite entrar y si lo hiciera no sé si quiero entrar aun así si me gustaría entrar. Bueno una vida bastante normal para un adolecente con poca comunicación con su padre, del que por cierto no se a que se dedica ni nada, aunque es bastante cordial conmigo, siempre y cuando recuerde tomar a diario mis vitaminas, que saben a rayos y la inyección cada mes en la misma fecha, que nunca me dice para que es, pero es mi papá debo confiar en él.

- ya me voy - digo cuando me acerca a la puerta.

- ok, ten cuidado, conoces las reglas, no por ser tu último año cambiará en algo- dijo severamente mi padre.

Bueno estamos a principios de marzo, iniciando el último año de colegio y hoy es el primer día de clases, un miércoles con buen clima, camino a la cafetería cerca del colegio como todos los días desde el primer día de clases hace tres años cuando comencé a ir al colegio solo, pasó por mi chocolate caliente y una dona que se me antoja por hoy, con la mesada de mi padre y haciendo unos que otro trabajo para mis vecinas, ya que no me deja acercarme a los hombres, ni tener amigos y tampoco hay respuesta del porque de esto. Bueno el punto es que con ese dinero que me alcanza bastante bien para darme mis gustos aunque trato de no hacerme notar para no molestar a mi padre. Aunque solo tengo un secreto que mi padre no sabe y es que si tengo un amigo nos conocimos en el colegio, su nombre es Robert es igual que yo delgado, cabello claro largo, aunque más bajito que yo similar a una chica, al verlo de lejos nunca notaria la diferencia.

- Tengo que darme prisa - digo al notar que me quedan veinte minutos para entrar a la primera clase.

Me encaminó a él callejón qué está al costado de él café ya que, detrás de este está el pasillo para llegar al costado del colegio que es lo más rápido para llegar solo siete minutos dar la vuelta serían los veinte minutos que me quedan. Me voy acercando y comienzo a oír ruidos extraños nunca iba escuchado antes, bufidos como los de alguien cuando corre una carrera y uno que otro quejido, en serio quería saber que era aunque tenía miedo, podría ser cualquier cosa. Con mucho cuidado de no meter bulla me asomé por la esquina del pasaje, de todo lo que me imaginé nunca pensé en esto, lo peor es que no podía moverme o reaccionar, en tres años caminando por este pasadizo casi a diario nunca vi algo similar. No sabía cómo reaccionar, no sabía si era la expresión del tipo con las manos en la pared, con el pelo negro sudado, siendo jalado de este por él que estaba detrás, con los pantalones en los tobillos, el cuerpo del pelinegro era como el mío aunque más bajo que yo y a pesar de que se veía que lo estaban tratando bruscamente, tenía una expresión de satisfacción indudable. O el tipo de atrás grande y atlético con la polera pillada entre su mentón y el pecho, con su gran y marcada espalda y ese tatuaje que por la distancia y posición en que estaba yo no se podía distinguir, su pantalón un poco más abajo de la cadera, con su miembro metido en el trasero del más bajo, afirmado con su mano envuelta en él para que no entre de más.

- relájate que no puedo entrar más si te tensas así - dijo para luego cerrar los ojos.

Sin salir del cuerpo del pelinegro que se quejaba por que dejó de moverse, movió la cabeza en ambas direcciones, para abrir los ojos mirándome con los ojos azules casi del color cielo, vi como saco la mano de su miembro y la puso en la cadera del sujeto delante de él y volvió a moverse hacia adelante y atrás lento sin apartar su vista de mi, Cada vez se movía más rápido mientras en tipo le pedía:

- por favor, con calma, más lento... Me voy... A desmayar... - se veía muy débil.

- cállate... no era esto lo que pedías... Hace rato- dijo entrecortadamente sin dejar de mirarme.

Tenía unas enormes ganas de salir corriendo de ese lugar y es lo lógico, pero por alguna razón que desconozco quería seguir viendo que pasaba, hasta que sin pensarlo mi mano bajo hasta...

"QUE MIERDAS ESTOY PENSANDO" grito en mi mente y mis pensamientos se ven interrumpidos por el pelinegro.

- me vengo... - chillo el más bajo contorsionando su cuerpo.

- aguanta solo un poco más... - con voz más ronca

Lo que pasó después de unas cuantas embestidas, me corto el calentamiento, mejor dicho me dejó frío, sus ojos su pusieron brillantemente dorados. Después de que el tipo bajito se corriera. Sacó su miembro con algunas manchas de sangre, este era muy grande, más de dos puños y mirándome a los ojos se masturbaba. Era como un depredador mirando a su presa. Conforme pasaron los minutos sus ojos se achicaban, sudaba y olfateaba el aire.

Cuando volví a concentrar mí vista en su miembro se veía más grueso, cayó de rodillas mientras derramaba su semilla en el piso del sucio callejón, sin apartar la mirada de mí.

- MÍO –

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