ROJA: Sí, no puedo dormir. ¿Por qué estás despierto?
ATTICUS: Diría que estoy pensando en ti, pero no exactamente. ¿Te importa si voy a donde ti?
Hay algo de lo que quiero hablarte.
Hay una pausa.
ROJA: Claro.
Me levanto, no me molesto en agarrar una camisa y salir de mi habitación. Cierro la puerta silenciosamente detrás de mí antes de que ese imbécil se ponga a gritar que fui a la habitación de ella como si no fuéramos adultos.
Antes de llamar a su puerta, ella la abre de golpe y no espero que se vea tan... sensual, maldita sea.
Tiene el cabello mojado, y su rostro sin maquillaje, con sus labios rosados y carnosos y esa piel brillante me hacen querer pasar mis dedos por su cabello y besarla…
Lleva una camisola de satén sin sujetador con pantalones de pijama de satén a juego y me cuesta mucho no mirar sus senos.
Mala idea ir a su habitación.
Mierda.
“No quería que nadie supiera que estás aquí”, dice ella, cerrando la puerta.
“Sí, o Jai se pondrá furioso. Es prácticamente