Verónica guardó silencio un momento, como si la propia revelación la hubiera dejado sin aliento. Luego, su voz volvió, cargada de una nueva confidencia, una que unía aún más los hilos de la manipulación de Leonardo y Rodolfo.
—Y hay algo más que debes saber —dijo Verónica, su mirada fija en la mía—. No solo se toman fotos. También tienen… un lugar favorito.
Inés y yo nos miramos, la curiosidad y la aprensión mezclándose en nuestros rostros.
—¿Un lugar favorito? —pregunté, sintiendo un escalofrío.
Verónica asintió, su voz cargado de amargura. —Sí. Ambos, tanto Leonardo como Rodolfo, tienden a invitar a la mujer que desean a un lugar favorito. Un sitio que, según ellos, es 'especial' y 'único'. Me dijo Leonardo que nunca había llevado a ninguna chica a ese lugar, que yo era la primera, la especial.
Inés, a mi lado, soltó un pequeño jadeo. —¡Si yo he escuchado eso! Cuando Leonardo se lo dice por teléfono a una chica, siempre lo escuchaba decir eso. Decía que ese lugar era solo para ella,