Jade McCain se enamoró perdidamente de Oriel Moreau, un hombre ciego con quien mantuvo una relación durante dos años. Sin embargo, un engaño planeado por la madre de Oriel llevó a Jade a divorciarse de él y alejarse para siempre, dejándolo creer que la ruptura se debía a su ceguera. Años después, el destino les depara un reencuentro cuando Oriel se convierte en el nuevo jefe de Jade. Ahora, ella tendrá que fingir que no lo conoce y ocultar su pasado juntos para mantener su trabajo. ¿Será capaz de ocultar sus verdaderos sentimientos hacia Oriel? ¿Podrá superar su dolor y aprender a perdonar el engaño? ¿Cuánto tiempo podrá ocultar la verdad de su pasado que los une? ¿Podrá él encontrar en ella a la mujer que amó en el pasado?
Ler maisJade McCain.
La mujer frente a mí me mira esperando que tome el sobre que ha dejado sobre la mesita, solo trago saliva y lo tomo revisando su contenido que era nada más que fotos de Oriel en la cama con otra mujer, ambos desnudos, alejo las fotos de mi vista sintiendo un sabor amargo.
— Como tu suegra, te aconsejo que lo dejes, eres joven, cariño, no deberías dejar que mi hijo te engañe de esta manera, puede ser ciego, pero sigue siendo hombre — no la miro a la cara, pero veo que pone un documento sobre la mesita junto a un lapicero — Encima de eso, mi hijo pidió el divorcio, ya sabes, al parecer no le pareces satisfactorio para él… no arruines tu vida con un matrimonio largo…
Mis manos temblaban sin motivos, la rabia me consumía poco a poco, y los recuerdos de los últimos 6 meses de matrimonio en el que he vivido en la casa de los Moreau han sido un infierno cuando Oriel se iba por algunas semanas.
Yo lo amo, yo no sería capaz de dejarlo, pero si él quiere el divorcio, se lo daré.
— ¿Firmo aquí? — la escucho aplaudir cuando tomo el lapicero.
— Claro, siento haberte tratado tan mal estos meses, no creí que mi Oriel fuera capaz de serte infiel — termino de firmar y me levanto, no la miro y subo por las escaleras hacia nuestra habitación. Tenia 2 semanas sin verlo, llegaría mañana, pensé en irlo a buscar y pasar una cena relajada, pero las cosas no se darán como pensé.
Saco mi maleta y meto todo lo que creo que es necesario para mí, mis cosas y ya, me quedo un momento viendo las fotos de nuestra boda, la única que nos tomamos y guardo para mí, porque si alguna vez deja de ser ciego, no quiero que me busque ni sepa quien fue su esposa. Una vez en el lobby miro a la señora Moreau quien me sonríe de una manera que no logro comprender para luego cruzar la puerta con el corazón roto.
Y justo cuando estoy por cerrar la puerta, la señora tira un bolso y echa a Chester de la casa, el Golden se me queda mirando con tristeza y no pensaba en dejarlo tampoco.
(…)
8 años después.
— ¡Olivia! — corro tras la pequeña rubia quien sigue a Chester, nuestro perro que seguía a una ardilla, de esta manera comenzaba la mañana, cuando por fin creí alcanzarlo choco con un hombre.
Un hombre alto, rubio, bien portado en traje y con lentes negros que hace que me quede helada en mi lugar, se trataba más que de Oriel, el hombre que aun amé.
— Disculpa… — dice con esa voz ronca, trago saliva recobrando la postura, recordando en donde estoy y lo que estaba haciendo.
— Siento derramar su té… — salgo de ahí corriendo hacia el parque en donde encontré a salvo a Olivia sujetando la cuerda de Chester que no paraba de ladrarle — Olivia.. Dios, no debiste salir corriendo así — aunque ahora tenga 8 años, es tan rápida para su edad.
— Lo siento, mamá, pero teníamos que atraparlo — asiento riéndome un poco para aligerar la tensión — Fue divertido seguirlo… — me sonríe y no puedo evitar compararla a Oriel, son tan parecidos que no puedo creer que después de 8 años, lo volviera a ver.
— Deberíamos volver a casa… — miro a mi alrededor, pensando en sí lo volveré a ver, o si tal vez me reconoció, aunque por lo que vi, aun es ciego, dudo que me recuerde.
Me agacho y veo que se acerca al igual que Chester
— ¿Te encuentras bien, mami? — la miro y asiento sonriendo.
— No me pasa nada, cariño — me levanto y nos vamos, no debería de preocuparme por nada, corte toda comunicación con todos y simplemente me mudé a la ciudad, lo más lejos posible y ahora que me lo encontré, tratare de que todo sea normal.
Dudo encontrarlo, la ciudad es enorme.
(…)
Apenas el elevador abrió las puertas, salí corriendo hacia mi puesto con un café en mano, entró a la oficina y dejo los documentos sobre el escritorio, a los minutos llega mi jefe, que al mirarme me sonríe feliz tomando el café que le entrego.
— Maravillosa mañana tenemos este inicio de semana, Esperanza — ruedo los ojos cuando me da la espalda — ¿Adivina quién se va de vacaciones a México? — pregunta, frunzo el ceño, pero sin dejar sonreír.
— ¿Usted, señor Malcolm? — pregunto dudosa, si era una de esas nuevas sorpresas que le encantaba dar cada mes, dejándome a cargo de todo para tener una luna de miel numero 40 con su esposa. Solo empezaba a rezar para que no sea así.
No podía permitir que mi jefe, Ceo de este imperio, se vaya, así como así otra vez, mientras yo sufro horas extras para no tener nada acumulado para su regreso que no tarda más de 3 meses.
— ¡Correcto! — grita aplaudiendo, por la puerta entra su esposa — Esta vez será indefinido — abro mi boca sin creer lo que estoy escuchando — Pero… alguien más está a cargo, no sé si te mencioné que tengo un sobrino político — hago memoria de ese sobrino, podría saber todo de mi jefe, pero de un posible sobrino, no lo sabia — Le regresare la empresa — parpadeo.
— ¿Estás diciendo que el verdadero Ceo de la empresa… no es usted? — pregunto con cuidado.
— No, cariño, es mi sobrino, después de unos años teniendo la empresa, mi sobrino la compró y pues, nos jubilamos — ríe chillonamente la mujer.
— No tarda en llegar, así que… suerte, Esperancita — y se va dejándome en la oficina.
Lo que significa que…
He perdido mi empleo de 7 años.
Jade McCain.6 años después.Me estiro en mi lugar sacando toda la pereza acumulada en mi cuerpo al ver que había terminado después de largo meses en una pintura, escucho la puerta cerrarse y me levanto para salir del cobertizo que Oriel hizo en casa, la misma casa que vine por primera vez, hubo muchos arreglos, hasta se hizo un tercer piso para más espacio.— ¡Mamá! — miro hacia la puerta de la cocina en donde camina en dirección a mí, Olivia y tras de ella, Oriel, al parecer discuten sobre algo serio por como lucen sus rostros.— ¿Qué sucede? — pregunto acercándome a ellos, ambos se miran y Olivia suspira.— Me tengo que ir este fin de semana a Canadá para la competencia de karate y papá no me quiere dejar ir porque van puros muchachos — me explica, lo escucho quejarse y la rubia lo mira de pronto — No me interesan los hombres en esta etapa importante de mi vida, papá, por Dios — se aleja de nosotros entrando a la casa molesta, lo miro a la cara sin creer lo que he escuchado.— Tien
Oriel Moreau.Observo la puerta de la habitación de Beck, después de 6 meses en coma luego de enfrentarnos a mi supuesta madre, pasaron muchas cosas, pero ahora lo que realmente me importa es que Beck ha despertado por fin, no he podido dormir ni descansar bien desde aquel día, pero al menos me siento tranquilo sabiendo que mi padre y su amante están tras las rejas y lejos de la ciudad con una condena de 50 años, suficiente como para vivir tranquilo por un tiempo.En cuanto a Jade, las cosas no han avanzado para nada desde que Beck había caído en coma, pero al menos se volvió a mudar conmigo, aunque ahora no nos vemos como creí que nos veríamos gracias al trabaja, a venir hacia la clínica y hemos estado ocupado en estos 6 meses que no he podido encontrar la oportunidad de arreglar las cosas con ella y eso me vuelve totalmente loco.— ¿En serio se despertó? — escucho unos pasos apresurados hacia a mí, miro a la castaña mirarme esperando la respuesta a su pregunta, asiento y mira hacia
Jade McCain.6 meses después.Miro el cuerpo tendido en aquella camilla de hospital, han pasado ya 6 meses desde que la impostora que se hacia pasar como la madre de Oriel nos amenazara en el cobertizo de mi casa, la cual ya no vivo, desde entonces, los médicos intentaron salvar la vida de Beck cuando este recibió un disparo en el pecho salvando mi vida por alguna razón que desconozco.La puerta de la habitación vip se abre haciendo que mire al rubio entrar con un bolso con algunas cosas, aunque ambos seguimos normales por nuestros hijos, han pasado cosas y roces entre ambos, pero a pesar de estos meses, hemos estado en nuestras cosas, al igual que estar pendiente de que Beck despierte alguna vez.—¿Estás cansada? — me pregunta pasándome una botella de jugo de naranja que tomo sin rechazarlo.— Estoy bien, ¿Cómo te ha ido este mes? No nos hemos visto mucho y siento que los gemelos pueden olvidarte en cualquier momento por tu ausencia… — digo mirando la botella sin ser destapada aún.—
Oriel Moreau.Salgo de la habitación de los gemelos, observo la hora que da el reloj del pasillo y suspiro viendo que da las 1 de la madrugada, camino hacia el cuarto de Olivia en donde duerme bien, luego al cuarto de Jade en donde no la encuentro, frunzo el ceño y entro a la habitación intentado buscarla, es ahí cuando sale del baño y me mira confundida, suspiro.Aunque hace unos días me pidió perdón, hemos estado alejados y eso puedo entenderlo un poco, no pensaba dar ningún paso, solo ayudarla con los niños que apenas tienen días de nacidos y ayudarla a ella porque casi la pierdo, aunque ella lo tome mucha importancia en lo que sucedió por estar en coma esos 3 días.— ¿Pasa algo? — pregunta acercándose a la cama, niego suspirando.— Nada, descansa, los gemelos lograron dormirse hasta ahora — asiente y me retiro de ahí, me había tomado un año sabatino en la empresa para dedicarme a nuestros hijos, aunque la castaña no quiera que lo haga, pero lo hago porque quiero estar cerca de ell
Jade McCain.Abro los ojos mirando el techo blanco de la habitación, no recuerdo lo que pasó, solo sé que escuche un llanto y ya nada. Intento sentarme, pero me duele el vientre bajo, observo un poco la habitación privada y me encuentro con la escena de Oriel cargando a un bebé, mis sentimientos se revuelven dentro de mi pecho al ver como lo pasea por la habitación, miro a mi lado encontrando al otro bebé bien dormido, su manta es azul, por lo que me da a entender que Oriel tiene a la niña.Siento mi garganta seca, me quejo un poco al querer tomar el vaso de la mesita, miro hacia Oriel que ya me ha mirado, se acerca por completo a mí, deja a la niña en la cuna de cristal junto a su hermano y me da un vaso con agua.— ¿Te duele algo? — pregunta mirando, tomo agua en silencio, se queda sentado en una silla a un lado de la camilla, no sé que fue lo que pasó, pero lo veo preocupado.— ¿Pasó algo? — pregunto sin dejar de mirarlo a los ojos, me esquiva la mirada y se pone a ver a los gemelo
Oriel Moreau.— ¡¿Qué?! — pregunto levantándome de la silla, Beck mira a otro lado pensativo, como si no debió haberme dicho todo lo que le dijo Jade hace una semana, no sabía que estuviera tanto tiempo sin decírmelo, me mira y se pone serio.— Tu madre fue la que hizo que ustedes se divorciaran, estaba en constante contacto con Jade y la tenía tan amenazada hasta con matar a su madre y quitarle todas las pertenencias si no se divorciaba de ti, prácticamente logró lo que hace unos años no había logrado, y ahora que no tiene nada de dinero, puede hacerle algo a Jade, ¿No crees? — se explica de una manera tan rápida que no me dejó responder al ver que la puerta de la oficina es tocada y abierta enseguida por Olivia, tras de ella la seguían los guardias.Levanto mi mano deteniendo a los guardias de tomarla y llevársela, supongo que se me había olvidado por completo en autorizar el ingreso de mi propia hija, me acerco con rapidez a Olivia viendo que trata de respirar con calma alguna.— ¿
Último capítulo