Sintió como su mirada se detenía en su vientre.
—Él o ella aun estaría allí.
Involuntariamente ella se llevó sus manos a su vientre vacío. Sentía un nudo en la garganta, pero no iba a llorar.
—Te amo y soy claramente consiente del daño que te he hecho. Mereces algo mejor que todo esto. No quiero ser egoísta y retenerte contra tu voluntad, deberías aprovechar e irte a casa de tus padres. Te daré aviso cuando la anulación se haya hecho.
Carl se levantó del sofá y dejó la botella sobre la mesa, caminó en sentido contrario a Anastasia y se dirigía al escritorio.
¿Cómo se atrevía a decirle todo eso? ¿Decirle que la amaba y después que se marchara?
Con el cejo fruncido, ella se levantó del sillón y lo alcanzó en tan solo tres pasos.
¿De modo que esto es lo que quieres?
No, quiso decirle. Quería tomarla entre sus brazos, besarla y llevarla a su habitación y no salir durante una semana. Pero la herida en su hombro lo frenaba, incluso este maldito despacho lo frenaba, porque a pesar de