Harvey sonrió con calma.
“Para ser sincero, tus subordinados no pueden hacerme ni un rasguño”.
“No puedes hacer nada, incluso con ellos aquí”.
“¡Deja ir al Director Ejecutivo Toft y pelea conmigo si te atreves!”, gritó Zora con enojo al ver la mirada arrogante de Harvey.
“¡Haré que mi apellido sea el mismo que el tuyo si sobrevives a esto!”.
Ella estaba muy resentida.
Creía firmemente que ella era una experta de la generación y que sería fácil acabar con Harvey.
Sin embargo, nunca esperó que Harvey fuera tan despiadado como para tomar a Vance como rehén, obligándola a dudar.
De lo contrario, estaba segura de que Harvey habría muerto cientos de veces.
Harvey le sonrió a Zora.
“No te preocupes. Siempre hay una oportunidad”.
“Pero cuando la veas, será mejor que no te arrepientas”.
“¡Je, je!”.
Zora se rio entre dientes con desdén, como si pudiera estrangular a Harvey hasta la muerte en cualquier momento.
Harvey ignoró a Zora y miró tranquilamente a Vance.
“Te lo volveré a pr