Capítulo 8: Furia
El lugar estaba ardiendo en esos momentos y el aire ya quemaba.
- Cof… cof… vamos por favor, ¡resiste, no te duermas! – suplicaba una niña mientras trataba de caminar mientras cargaba a su amigo.
- N… no… cof… cof… no puedo… sálvate tú… déjame…
- No lo haré, Luciano resiste – gritaba la pequeña mientras tomaba uno de los brazos de su amigo y lo pasaba por sus hombros para obligarlo a ponerse de pie y comenzar a andar.
El fuego y el humo se estaban extendiendo rápidamente por todo el lugar y ellos se encontraban lejos de la salida.
Pero la pequeña buscó seguir avanzando hasta la puerta principal, aunque estaba angustiada al ver que su amigo estaba sangrando porque un fragmento del techo lo había golpeado en la cabeza.
Ella no se rindió, porque vio que las llamas ya estaban dañando la antigua estructura de la casa.
Justo en eso se escuchó un fuerte crujido y otro pedazo de techo se desprendió, el cual estaba por caer encima de ellos.
La pequeña usó su cuerpo para proteg