Cuando fui a llevarle comida a mi compañero Francisco, accidentalmente oí que estaba acordando con el segundo al mando el lugar de la ceremonia.

—En el salón de banquetes deben haber una infinidad de rosas luminosas, la alfombra debe ser de lana pura y los candelabros deben ser de cristal con un colorido fantástico...

Todo eso era lo que yo le había mencionado que quería en mi ceremonia de marca, y no imaginé que lo hubiera recordado cuidadosamente.

Me tapé la boca y mi cuerpo temblaba. Las lágrimas de felicidad me caían por las mejillas, y estaba llena de expectación y emoción.

Llevaba diez años esperando ese momento, esperaba que Francisco me marca.

—Ana, ¿y eso que viniste?

Francisco, después de terminar la llamada, se dio la vuelta y me vio con una expresión sorprendida y feliz.

Conteniendo mi emoción, señalé la caja de comida en la mesa y le expliqué:

—Te preparé esta comida.

—Tengo una novia tan atenta. ¡Realmente soy afortunado!

Francisco me abrazó feliz y se comió toda la comida que le llevé.

Después de volver a casa, no pude dormir en toda la noche.

Mirando mi foto con Francisco, pensaba emocionada: “¿Qué día será?”

“¿Debería vestirme bonita?”

“¿Me avisará de antemano?”

“¿Qué pasará si no me veo lo suficientemente bonita ese día?”

No supe cuándo me dormí y toda la noche estuve teniendo sueños muy hermosos.

Cuando me desperté al día siguiente, la noticia en mi teléfono me dejó paralizada:

“El Alfa Francisco Olmo de la Manada del Colmillo Afilado, anoche le hizo la ceremonia de marca a la jefa de sanadores Nina Paz...”

Nina era mi hermanastra. Hace unos días rompió el contrato con su compañero y regresó sola con su hijo a la Manada del Colmillo Afilado.

De repente, el vaso en mi mano cayó al suelo y se rompió en pedazos.

Seguro que era falso. ¿Cómo no podía ser yo la persona a la que Francisco le había propuesto matrimonio?

Sin pensar en nada, corrí hacia el lugar de la entrevista y vi algo que me dejó congelada.

Francisco estaba abrazando a Nina y la miraba con ternura.

Estaban en el salón de banquetes lleno de rosas luminosas, y la luz fantástica caía sobre ellos.

Era exactamente como el escenario que yo imaginaba.

Era hermoso, pero no estaba preparado para mí.

El periodista los estaba entrevistando con un micrófono, y Francisco respondió con tranquilidad:

—Sí, solo hace dos meses que conozco a Nina, pero estoy seguro de que ella es mi compañera destinada. Tendremos la ceremonia del vínculo de compañeros en una semana.

La voz firme de Francisco me hizo recordar al joven que me declaró su amor cuando tenía 18 años.

Sentí como si una daga de plata atravesara mi corazón, y mis lágrimas comenzaron a caer inmediatamente.

¿Cómo era posible que ese joven que me amaba tanto me dejara y tomara la mano de otra?

Después de la entrevista, fui al fondo y oí la conversación entre Francisco y su amigo:

—Alfa Francisco, ¿por qué de repente le propusiste matrimonio a Nina? ¿Qué pasará con Ana?

La profunda voz de Francisco se escuchó:

—Nina regresó sola con su hijo. Darle el título de Luna la ayudará a establecerse en la Manada del Colmillo Afilado. Ana lo entenderá.

Su amigo todavía estaba preocupado y preguntó:

—Preparaste el lugar según los gustos de Ana, pero le hiciste a Nina. ¿No temes que Ana se enfade y se vaya al enterarse?

Francisco se echó a reír y negó la cabeza, diciendo con voz segura:

—Ella me ama tanto que con solo consolarla un poco, no se enfadará por esto. En cuanto a irse, llevamos diez años juntos. ¿A dónde iría sin mí?

La confianza de Francisco me hizo sentir como si cayera un pozo helado.

Así que los diez años que estuvimos juntos le dieron tanta seguridad que no dudó en sacrificarme para proteger a otra.

“Francisco, si el amor se agota, yo también me iré.” Pensé.