Capítulo 49: Amara y Aníketos.
Justo cuando Anna volvió a abrir los ojos, Damon soltó un gruñido, pues el hermoso color gris que usualmente acompañaba a Anna había sido sustituido por el brillante color plateado que solía pertenecer a Amara, lo que le indicó que la loba, había tomado el control.
―Es suficiente papá ―dijo Amara con firmeza a la vez que intentaba librarse del agarre del lobo
Ante el cambio de actitud, Aníketos gruñó, y es que, no solo la actitud de la joven había cambiado, si no que, también, su aroma se había hecho mucho más fuerte.
Al notar que tal aroma pertenecía a Amara, Bingen dejó de gruñir y retrocedió un par de pasos al igual que Nerón, mientras que, Emmet, volvía a su forma humana y centraba su atención en Amara.
―Papá, bájame ahora mismo ―ordenó la loba con una voz tan serena, que, incluso Baltazar, retrocedió un par de pasos ―No te lo estoy preguntando ―gruñó Amara cuando su padre lo hizo ―Bájame de inmediato ―ordenó la loba con los ojos clavados en su padre
De mala gana y de manera brusc