Se subió los pantalones mientras veía como Christian se retiraba de la oficina con un gesto estoico, ¿cómo podía simplemente correrse y dejarlo a el asi?, ¿cómo diablos le había permitido semejante humillación? Era solo un miserable chofer, ¿cómo era posible que un King se dejara menoscabar de aquella manera?

Eran algunas de las preguntas que molesto Jaison se hacía después de aquella sesión de disciplina que había recibido, pero no se dio cuenta en que momento los cuestionamientos en su cabeza dieron un giro diferente

se dejó caer en su gran silla, y a pesar de ser tan abullonada y cómoda, su trasero escoció sacándole un siseo y su corazón se encogió al recordar sus palabras “si no confías en mí, debo pensar que tú tampoco eres de fiar”

Mierda!, como fui capaz de hablarle de aquella manera?, porque desconfié de él? Soy un mal sumiso, ¿por qué querría un Dom como Christian estar conmigo? ¿Qué debo hacer ahora para reparar esto? ¿Seguirá molesto?

Tomo su teléfono dispuesto a llamarlo,