Capítulo 58
—Hola —dijo Ran— ¿Cómo estás, hermano?Azaki levantó la mirada sin creerlo. Se desplomó en el suelo de aquella cafetería en la que había entrado a buscar su bebida de siempre. Ran, que llevaba días buscando la oportunidad de acercarse al ver a su hermano sin escoltas, aprovechó para presentarse ante él después de tanto tiempo. Sabía que no había manera de hacer aquello suavemente, así que simplemente se plantó en frente y lo saludó.—Ran —susurró, Azaki.No pudo decir nada más porque el nudo en la garganta lo estaba ahogando. Lo estrechó en sus brazos, tocándolo y oliéndolo, como si no tuviera otra manera de cerciorarse de que realmente estaba ahí. No quiso dar un espectáculo en ese sitio, así que lo arrastró a un rincón discreto con él. El camarero los interrumpió apenas para tomar el pedido que los hermanos hicieron sin mirarlo, apresurados y deseosos de hablar.—Casi no me creo que seas tú. Eres un maldito, Ran. ¿Sabe