Como lo dijo Reymond, termino comiendo en la cama con un pequeño que se mueve constantemente aunque esta dormido. Esta vez, no me dice cosas extrañas o implora perdón, pero, se queda mirándome por tanto tiempo que de cierto modo me siento incómoda.
— He terminado de comer. — digo y Reymond reacciona teniendo todo su plato de comida lleno, porque se ha concentrado en verme y no en comer.— Oh, sí, dame el plato.— No necesitas ser así, puedes comer e incluso, esperar que yo lleve mi plato a la cocina.— Sé que eso es lo que deseas hacer, pero, ha pasado tanto tiempo contigo…— Muerta.— No digas esa palabra. — implora Reymond.Yo suspiro profundo y me recuerdo una y otra vez que él tiene sus motivos para estar así, porque mientras yo estaba en el mundo de las almas perdidas, él perdía viéndome muerta.