142| Evidencia.

Itsac se posicionó entre Helene y la camioneta mientras Amadeus salía de ella. Helene vio como Franco trató de entrar pero ella estiró la mano para indicarle que se fuera y los dejaran solos. Franco no lo entendió, sabía que era riesgoso, pero no cuestionó la decisión de Helene. Amadeus salió de la camioneta a trompicones, tenía un moretón en el pómulo. Los disparos afuera siguieron, parecía que otra camioneta con los hombres de Amadeus había llegado. Él camino hacia ellos, Itsac se posicionó entre Helene y él protegiéndola, sacó un arma y les apuntó.

― ¿Creen que esto se va a quedar así? ― les dijo Amadeus con rabia ― no, ustedes ahora son prófugos, ustedes ya perdieron, aunque crean que hayan ganado, aunque crean que todo estará bien, no es así, pero Aeromaya es mía ― pero Itsac levantó la cabeza.

― No, no es tuya, porque yo hago un respiro, porque estoy bien, porque lograré demostrar que me metiste a ese maldito manicomio, manipulando a todo mundo con tu sucio dinero.

― No, eso no
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