141| Sanar.

Helene bajó del auto a pesar de que Dimitri trató de sujetarla, corrió por la calle hacia el grupo de Franco que caminaba hacia ellos. Tres o cuatro hombres estaban en la retaguardia disparando en dirección de los demás miembros de la policía comprados por Amadeus, pero Helene no veía ni sentía nada más.

Itsac caminaba despacio, prácticamente tenían que arrastrarlo, estaba ciego, ella lo sabía, sabía que la ceguera ya había llegado para no irse nunca, más los 100 metros que lo separaron fueron los más largos de su vida. Se prometió que nunca volvería a separarlos nada. Cuando llegó con él, lo abrazó con tanta fuerza que casi lo derriba, pero el hombre que lo llevaba del brazo los sujetó con fuerza.

Por un segundo Itsac no reaccionó, se quedó ahí con las manos descolgadas, inerte. Luego, cuando acercó la nariz Al cuello de Helene ella lo sintió suspirar y luego las manos de él le rodearon la espalda y lo apretaron con fuerza, había reconocido su olor, la había reconocido y la apretó.
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