Capítulo 28.

DEMIÁN.

Miro con seriedad a Kendra. Intentando calmarse y no mostrar al Demián del pasado.

—Tienes que abrír los ojos hermano, ella no es buena para ti.— Dijo, con nervios al ver a su hermano con semblante serio.

Y esas palabras habían sido suficiente para colmarlo.

—¡Basta maldita sea! ¿Acaso no recuerdas quién mierda te protegía de mi? ¿A quien usabas para tu puto beneficio? ¡Me importa una mierda que tú pienses que no me conviene! ¿Abrir los ojos? ¿Acaso eres estúpida? Ella no se merecía nada de lo que los dos le hicimos. y ¿Te atreves a decir tremenda idiotez?— Se acercó para tomarla del brazo.

—Her-hermano me du-duele.&m

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