Capítulo 10

KIARA.

Días después.

—Hola lili.— Saludo sentándose a su lado.

—Hola emma.— Saco una barra de chocolate de su mochila. —Toma, lo he comprado para ti.—

—Gracias.— Abrió la barra para darle un mordisco. —El chocolate es mi favorito.— Sonrió.

—Casi no sonríes, deberías hacerlo más.— Ánimo, dándole unas palmaditas en la cabeza.

—¡Oye! No hagas eso — Se quejó.

—Shh, El profesor llegó — Río por lo bajo.

Una hora después.

—¿Qué harás este fin de semana?— 

—Ire a un lugar con mi...Hermano.— Respondió insegura.

—¿Que lugar?— Pregunto intrigada Lili.

—Para ser sincera, no lo sé. no me quiso decir.— Colgó mejor su mochila en sus hombros.

—Vaya, entonces tendra que ser en otra ocasión nuestra salida.— Miro al cielo. —Esta muy nublado, tal vez nevara esta noche.—

—Sera una noche helada.— Se abrazó a si misma. —Nunca me dijiste de alguna salida.—

El claxon de un auto se hizo presente.

—¿Quién será.?— Pregunto.

—Es... Es mi hermano.— Respondió, al reconocer el auto. —Tengo que ir me ya. nos vemos—

—Bien, espero que a la próxima me lo presentes.— Se despidió. 

—Asi será. nos vemos.— Trotó hasta donde estaba el carro.

Al llegar abrió la puerta.

—Hola, ¿Que haces aquí?— Se sentó en el lado del acompañante.

—Vine a ver a tu amiga es muy linda— Contestó en broma.

—Eso no da risa.— Lo miro con seriedad.

—Bueno es que es más que obvio que he venido por ti pequeña. No tienes por qué poner esa cara o acaso ¿estás celosa?— La miro con fingida sorpresa.

—Claro que no estoy celosa.— Se sonrojo.

—Hare como que te creó.— Se burló. —¿Que quieres comer? Vamos a donde quieras.—

—Vamos por comida china.— Propuso 

—Comida china será —Puso el auto en marcha.

Después de ir a comer fueron a casa.

—Subire a tomar un baño.— Aviso apenas entro.

—Yo estaré trabajando. recuerda hacer tus deberes.— 

—Si.— Subió corriendo las escaleras.

Estaba de un buen ánimo.

Al terminar, se secó el cabello y lo cepillo.

—Me gustaría pintarlo.— Murmuró, tomando un mechón.

saco varios libros, adelantaría un par de tareas.

No sin antes colocar una canción con volumen bajo.

escuchar música la hacía prestar mejor atenció a sus tareas.

Podría sonar absurdo pero para ella era una manera de no estresarse.

dos horas después.

Sus ojos dolían de a ver estado leyendo tanto, cerró el libro para dejar caer su cabeza en el escritorio.

Cerró los ojos para ver si el ardor se iba mientras prestaba atención a la letra de la canción que ahora sonaba.

*****

Sigo siendo la misma persona de siempre. Mi antiguo yo sigue presente aquí. 

Esta mentira que tanto ha crecido está intentando tragarme. 

Atrapado en una mentira. 

Por favor, encuentra mi inocencia. 

No puedo escapar de esta mentira. 

Por favor, devuélveme mi risa. 

Atrapado en una mentira.

Por favor, sálvame de este infierno. 

No puedo escapar de este dolor. 

Por favor, sálvame, estoy siendo castigado....

******

Suspiró débilmente.

Era sorprendente como podía identificarse con una canción.

Se levantó del escritorio, no quería seguir pensado en cosas que la llegaban a depremirse.

bajo las escaleras, el sonido de un golpe seco llamo su atención.

Se acercó a la puerta que daba al sótano.

Estiró su mano para abrir pero ésta se abrió de golpe.

—¡Mierda!— Alzó la voz. Se había asustado.

—Cuidado con ese lenguaje señorita — El hombre la replendio.

—Escuche un ruido en el sótano, ¿Que hace haya abajo?— Pregunto con una mano en su pecho.

Su corazón latía velozmente.

—Siento mucho si te asusté. Me gustaría mucho que me hablaras de tu y no de usted, me haces sentir viejo Kiara y no lo estoy. Tan solo tengo 27 años.— Reprochó.

—No lo puedo evitar.— Miro detrás del hombre.

—¿Que está.. estás haciendo?— Pregunto con curiosidad.

—Estoy arreglando unas cosas, nada importante.— Cerró la puerta. —Es muy peligroso, hay herramientas con las que te puedes lastimar así que tienes prohibido bajar.—

—Eso solo hace que me dé más curiosidad.— 

El la miró fijamente.

—Kiara, obedece. no quiero enojarme contigo. ¿bien?— Su rostro reflejaba seriedad.

_Si, entendí. no Desobedecere.—Contesto con un hilo de voz.

—Bien pequeña, ven vamos. es tarde deberías estar acostada mañana tendremos un día ocupado.— La tomo con delicadeza de la muñeca para llevarla de regreso a su habitación.

—¿Que haremos?—

—Mañana lo sabrás. Descansa.—

Al día siguiente.

—Hola, No ha visto a .....

—Buenas tardes, el chófer la está esperando.— Interrumpió la señora que trabajaba limpiando y cocinando en la casa.

—Gracias.— Camino a la salida.

—Buenas tardes.— Saludo amable.

—Buenas tardes señorita, por favor suba. Hoy yo seré su chófer y cuidador.—

—Bien, Gracias.— Entro al auto.

El recorrido fue algo largo.

su celular vibro, avisando de un nuevo mensaje.

*Intenta que nadie te vea y no hagas algo de lo que te puedas arrepentir.*

Un escalofrío recorrió su cuerpo al terminar de leer el texto.

¿A qué se refería.?

—Hemos llegado.— Avisó el chófer.

Bajo con cuidado.

—¿Podria colocarse está gorra y está sudadera?— Le entregó dichos objetos.

—Si, ¿podría sostener mi abrigo?— 

—Si.—

Miro la sudadera, era algo ancha color negra al igual que la gorra.

—Listo.— Avisó.

—Coloquese su abrigo, está helando.—

—¿Me dirá que hacemos en el cementerio?—

—Usted misma lo verá señorita, no puedo decir mucho espero entienda.— Dijo. Revisando que estuviera bien cubierta. —Andando.—

Entraron por la parte de atrás, recordaba el camino perfectamente de la última vez que vino.

—Espere aquí, no se mueva mucho o podrían descubrirnos. — Advirtió.

miro a la dirección de su tumba. la sorpresa aparecio en su rostro.

—¿Que es lo que hacen?— Preguntó, confundida.

—Es un aniversario luctuoso.— Respondió en voz baja con miedo de que fueran descubiertos.

No despegó la mirada.

cada detalle, cada paso que daban. 

—Se ha puesto muy linda— Dijo.

—¿Disculpe?— 

—La chica de cabello rubio. ¿Se ha puesto mucho más hermosa.— Murmuró, mostrando una sonrisa triste 

La estrañaba. 

Miro a Duncan.

No sabía cómo el destino los había unido pero están feliz por eso. Se tenían el uno al otro.

Irma, No había cambiado en nada. Extrañaba platicar con ella y su rica comida.

Le sorprendio ver a Dylan, estaba cerca de Demián. verlos juntos era algo irreal para ella.

No pelean, solo miraban la tumba.

Y Demián su rostro ahora más maduro. Sintió su corazón acelerarse.

—Lleganos un poco tarde, ya ha terminado.— Hablo el chófer.

Todos los presentes dejaron algunas cartas y uno por uno fue caminando hacia la salida.

—¿Podríamos esperar unos minutos más? Quiero estar segura que ninguno regresará.—

—Como usted guste señorita.—

—Gracias.—

Paso el tiempo y nadie más regreso.

con cuidado bajo hasta las tumbas.

Veladoras, flores, peluches. había en cada tumba en la suya había algo más.

Eran cartas.

Se sentó en la nieve el día anterior había nevado demasiado.

Leyó cada una de las cartas.

****

Y qué bello sería traerte del cielo... Volver a escuchar tu voz, abrazarte, sentirte, poder decir que a pesar del tiempo mi amor por ti sigue tan latente como el primer momento que supe que estába enamorado de ti.

¿como se dice adiós sabiéndo que esta vez es para siempre?

no hubo ni habrá un día en que no piense en ti. me faltaron años a tu lado.

Te debí de tomar más fotos o dejar que las tomarás tu, Te debí abrazar más. 

Me dueles pero al menos se que ya no estás sufriendo.

Te amaré en esta vida y en las que siguen.

       -Con amor Dylan.

*******

—Con amor dylan.— Repitió. Un inmerso dolor se apoderó de su pecho. —Perdon por no amarte como era debido.— Susurró. Dejando la carta en su lugar.

Leyó las demás.

Cada una decía lo mucho que hacía falta, lo mucho que la extrañaban y amaban.

Cada que terminaba de leer una la dejaba en el mismo lugar de donde las había agarrado.

Tomo la última carta. Sus manos se volvieron temblorosas.

La carta era de Demián, No se atrevió a abrirla tan solo la guardo en su abrigo.

Lo haría pero cuando se sentirá preparada.

—Señorita, está nevando es hora de ir nos.—

—Si, vamos.— Sacudió su ropa para caminar detrás del chófer.

**************

"Cuando escribes sin miedo a nada golpeas con todo lo que sientes."

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