--- Dominik Müller ---
A la mañana siguiente, abro los ojos y ella aún está en mis brazos, es agradable sentir su calor, no sé qué va a decir de lo que pasó, sé que no crucé la línea, pero no sé qué vaya a pensar ella, lentamente me levanto, la cubro con una manta y al dejo dormir.
Rápidamente, saco la ropa que me voy a poner y abandono mi habitación, no sé qué me espera por la tarde, pero por lo que paso anoche, vale la pena.
Estoy en la cocina tomando un poco de café y perdido en las noticias, cuando siento su presencia, olfateo su característico olor, sé que está detrás de mí, volteo y, efectivamente, ella me está mirando.
- ¿Qué haces en la puerta? ¡Pasa! ¡No como!
- ¿Está completamente seguro? - Dice ella con ironía.
- Ana… Sobre lo que sucedió anoche… - Digo inmediatamente, abordando el tema.
- No es necesario que toquemos el tema, es mejor que hagamos como que no pasó nada, estaba un poco tomada y usted, pues solo nos dejamos llevar, pero prometo que eso no volverá a suceder.
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