—De acuerdo, tendré cuidado. Cenemos juntas dentro de unos días. —María sostuvo su teléfono y respondió con ligereza, pero no pudo evitar echar una mirada nerviosa a Jaime, que estaba sentado frente a ella. Decidió no decirle a Sofía que Jaime estaba delante de ella. Había visto las noticias de los últimos días y sabía que los López estaban en una situación difícil, así que no quería que Sofía se preocupara por ella en esos momentos.
Además, Jaime estaba sentado frente a ella y no le había hecho nada, ni siquiera se habían hablado.
Después de colgar la llamada. María dejó el teléfono sobre la mesa y cogió con cuidado su vaso para beber un sorbo de agua. Apenas era capaz de reprimir el miedo. Y por mucho que intentara mantener la calma, Jaime aún podía notar su miedo hacia él.
—¿Me tienes miedo?
María apretó inconscientemente el vaso y tardó un rato en relajarse antes de responder:
—No.
—¿De verdad? Pareces muy nerviosa; no parece que no te afecte —se burló Jaime.
Hacía un tiempo que n