Llegaron a Residencias Maravilla. Sofía siguió a Julio y este sacó las llaves para abrir las puertas.
—Pasa—dijo, volviéndose para mirarla mientras encendía las luces.
Sofía dudó un momento antes de entrar. Tiró de su maleta y se sentó en el sofá, mirando fijamente a Julio. Evidentemente, esperaba que le explicara su relación con Angie. Julio suspiró. Sabía lo que estaba pensando. La ayudó a dejar la maleta en su habitación y sacó un botiquín.
—No te muevas. Voy a curarte las heridas.
Sofía apretó los labios. Julio sabía lo que ella esperaba, pero se negaba a decírselo. Qué despreciable.
La herida fue tratada rápidamente. Justo cuando Sofía se preguntaba qué iba a hacer a continuación, Julio se sentó junto a ella.
—Angie y yo fuimos compañeros de clase en la universidad—dice Julio, recordando su pasado.
Sofía se sintió molesta al verlo así, pero lo dejó continuar.
—Ella y yo estábamos muy unidos. Pasábamos mucho tiempo juntos, así que los sentimientos surgieron de forma natural