Julio asintió con la cabeza y, con un movimiento rápido de la mano, cortó los tomates en rodajas finas. Su habilidad con el cuchillo no era inferior a la de un chef de cinco estrellas.
Sofía sintió que estaba viendo a un Julio diferente.
—¿Te sorprende? —preguntó él al ver que ella no decía nada. Julio se volvió y le echó un vistazo, mientras Sofía seguía sorprendida.
—Creí que habías tenido una infancia cómoda —dijo ella finalmente.
—Crecí con mi abuelo. Cuando era pequeño, estaba ocupado administrando la empresa y no tenía tiempo para cuidarme. Aunque había niñeras en casa, me veían como un niño pequeño y mi abuelo no solía estar en casa, así que a menudo no me daban comida. Acabé aprendiendo a hacerlo por mí mismo —explicó.
Desde muy joven, supo que tenía que depender de sí mismo, por lo que estudió duro y adquirió todas las habilidades necesarias para vivir mejor.
Era la primera vez que Sofía escuchaba a Julio hablar de estas cosas y se interesó:
—¿Y tus padres? ¿Ellos tampoco esta