Cuando María llegó, le sorprendió ver la casa tan llena de gente.
—Bueno...
Sofía miró a Juan, que estaba detrás de María.
María no lo había traído para vengarse de Jaime, ¿verdad? Como anticipándose a los pensamientos de Sofía, María negó con la cabeza.
—Fue a buscarme justo cuando iba a salir de casa, así que pensé que podría traerle. No te importa, ¿verdad?
—¿Ah, sí? — preguntó Sofía, sin creerse en absoluto sus palabras.
María puso los ojos en blanco.
—Qué gano mintiéndote, ¿eh?
Sofía resopló, pero los dejó entrar en la casa.
Liliana, Yolanda y Valentina ya se estaban entendiendo en el salón mientras el resto de los hombres se apiñaban jugando a las cartas.
El ambiente era deliciosamente alegre.
—¡Mari!
Al ver a María, Liliana la saludó alegremente, haciéndole un gesto para que se acercara. Aquella llamada atrajo al instante la atención de Jaime, que se fijó entonces en Juan, al lado de María. Su expresión se tornó tormentosa en una fracción de segundo.
María estaba a punto de preg