Maxine.
–¡Joder! Te ves como un trasero – dice Tara con la mirada preocupada.
Yo me siento en la silla de la mesa frente a ella y entonces suelto un bufido mientras intento controlar uno de mis cabellos rebeldes que se ha salido del moño.
–Me veo como me siento – digo – gracias por venir hasta aquí, no sé qué habría hecho si me hubieras dicho que no, siento que estoy enloqueciendo, lo últimos cinco días han sido una completa mierda – bufo.
–Yo no te habría dicho que no por nada del mundo, Max, cuando me llamaste, supe que me necesitabas, eres como mi hermana, no me atrevería a dejarte sola, nunca – ella pone su mano encima de la mía y la calidez de su piel me resulta reconfortante.
Intento sonreírle, pero estoy seguro de que mi cara no hizo mas que contraerse en una mueca que no llega a s