CAPÍTULO 65: ATADO A LA IMPOSTORA
Erik
El dolor en mi cuerpo es insoportable, un castigo constante que no puedo ignorar. Mi lazo con Hazel arde, la necesidad de unirme a ella es como un fuego que me consume desde dentro, pero no puedo. No importa cuánto lo intente, estoy atado a Kara por el maldit0 juramento que me obligaron a hacer ante la luna.
Ver a Kara con vida es un golpe que no consigo procesar. Ella debería estar muerta. Yo mismo la vi sin vida y cómo la enterraban en esa remota zona del bosque. Y aun así, aquí está, viva y arrogante, retorciendo los hilos del destino a su favor.
—Tú no eres mi Luna. ¡Nunca serás mi Luna! —gruño, lleno de una furia indomable. Mis ojos brillan con un rojo intenso y las garras de mis manos listas para desgarrarla.
Kara sonríe, con esa maldit4 expresión que me enerva.
—Lo soy, Erik, quieras o no. Hiciste un juramento, nos enlazamos… y esa noche sellamos nuestro destino. El hilo se anudó, lo quieras recordar o no —replica con un tono que rebosa se