Ivy Montana es una mujer de veinticuatro años apasionada quién siempre se ha esforzado por sobresalir en todos los aspectos de su vida, trabaja incansablemente para sacar adelante a su familia mientras al mismo tiempo escapa de un pasado tormentoso lleno de abusos y dolor llevándola a cometer un sinfín de errores. Mathew Hoogen es un joven multimillonario y mujeriego que necesita recibir el fideicomiso de sus padres, tras descubrir que se le negará por su estilo de vida desenfrenado decide tomar una decisión que cambiaría su destino por completo. Buscar una esposa con quién casarse parecía algo radical pero el fin justificaba los medios. ¿Y que mejor opción que su ex novia con quién había mantenido un apasionado romance en secundaria? Ivy acepta los términos sin saber que ha unido su vida a alguien que se convertirá en su amor y perdición al mismo tiempo, dos jóvenes sedientos de poder y pasión ¿Que podría salir mal? Un verano ardiente como el infierno y encuentros apasionados muchas veces pueden ser la receta para un amargo desenlace.
Leer másIvy yacía tirada en el suelo de una habitación que desconocía después de dos días de fiesta y sexo desenfrenado, extrañamente no se sentía tan bien como las veces anteriores, quizás por el simple hecho de que tal decisión había sido producto de un arrebato en medio de la crisis económica que embargaba a su familia, sus trabajos como mesera y cajera de medio tiempo no lograban cubrir los gastos de una familia sin una figura paternal y una madre con problemas cardíacos así que estaba entre la espada y la pared.
Tal parecía ser que ni siquiera pasarla bien lograba evitar que pensara en que iba a ser de su futuro los próximos años, si sentía que colapsaba con veinticuatro años no se quería imaginar cuando llegara a los treinta, la verdad es que no pensaba que llegaría tan lejos con su estilo de vida. 20 llamadas perdidas de su madre. 10 llamadas perdidas de alguien desconocido. 15 llamadas perdidas de Cristian, su mejor amigo. Respiró profundo mientras empezaba a vestirse ignorando los ronquidos de su interés amoroso de dos días, fue bonito mientras duró pero era momento de regresar a la vida real en dónde tenía que hacerle frente a la adultez, desgraciadamente, y una relación era lo que menos quería. No recordaba la última vez que tenía un noviazgo formal o que recibía detalles de alguien, mayormente prefería que fuera lo mas casual posible así no tendría que pasar una vez más por el proceso de quiebre que implica tener un fracaso amoroso. Pero volviendo a su desequilibrada existencia, había tomado un taxi que la llevaría de regreso a casa, de dónde probablemente le esperaba un sermón gigantesco, su familia se había mudado a su departamento luego de que les hipotecaran la vivienda así que era como en los viejos tiempos. —Hola familia —Saludó con una voz más chillona de lo normal. —Por un demonio Ivy ¿Dónde demonios estabas? Tienes que dejar esa vida loca que tienes, no sabes la preocupación que tenía —le reprochó su madre mirándola con desaprobación. —Mamá, estoy bien, siempre salgo los fines de semana a divertirme y luego regreso a la misma rutina de siempre ¿Cómo están los niños? —Viendo televisión, pero ya hablando en serio, creo que debes controlarte, no puedes seguir arruinando tu futuro. —Mamá, solo intento seguir adelante con lo poco que tengo... —Entiendo que te sientas mal de que yo jamás pude darte esa vida que querías porque debíamos enfocarnos en los niños, pero no siento que te haga bien todas esas salidas —insistió la mujer con tristeza. Desde luego que Ivy se sentía miserable, pero su prioridad era darle un futuro mejor a su enferma madre y sus hermanos pequeños, no sentía que hacerle saber sus emociones ayudaría en algo. —Pues yo me siento genial. —¿Todo esto es por tu padre? —No hables de él —le respondió la joven mirando a su madre con seriedad —ojalá se pudra en ese agujero donde está. —Cariño... —Mamá, sabes lo que ese degenerado nos hizo, nos arruinó la m*****a vida, su muerte fué selección natural. Su madre no podía creer lo que escuchaba de su hija, aunque en parte comprendía su sentir, Frank no había sido nunca un buen esposo y su adicción a las apuestas lo habían llevado a tomar decisiones irreversibles que no solo le costarían su familia si no la vida, sus hijos pequeños eran lo suficientemente pequeños para saberlo. Pero Ivy, ella recordaba absolutamente todo. —Sólo quisiera que estuvieras mejor y más feliz, soy tu madre y sé perfectamente que no te sientes bien, que no es la vida que querías... —Así es la vida real, debes encontrar la manera de avanzar sin pensar tanto en lo caótico que es tu entorno, nada va a cambiar pero con mi trabajo yo podré hacer que funcione, tu seguirás teniendo tu tratamiento y mis hermanitos irán a la escuela —finalizó Ivy entrando directamente al baño para asearse. El reflejo en el espejo no le hacía sentir mejor, al contrario, era como si cada vez estuviera más lejos de la chica que antes solía ser, había cambiado para mal y constantemente se arrepentía de las decisiones que tomaba, jamás estaba satisfecha pero tenía que manejarlo, desde niña había aprendido a cuidar de los demás e incluso de si misma, no tenía más opciones. —Vamos Ivy, siempre has podido con todo, esta no será la excepción —se dijo a si misma para acabar entrando a la ducha en dónde permaneció durante casi una hora. Tal vez salir a caminar un rato le haría cambiar de parecer y determinar mejor como seguiría abasteciendo a su familia. A veces le gustaba imaginar cómo era su vida en el pasado en dónde no tenía preocupaciones. ¿Cómo pasó de tener todo a nada? Conocía la respuesta, y era de las razones por las cuales su padre se había convertido en la persona que más odiaba en el mundo, era inevitable no pensarlo, hacían cinco años había ocurrido algo trágico y como consecuencia se vió obligada a abandonar todos sus sueños y planes para enfocarse en su familia. De sólo pensar en que les deparaba le daba escalofríos así que sacó de su chaqueta de cuero marrón un cigarrillo y el viejo encendedor que había tomado de la cocina para fumar y así no estresarse. Planeaba cruzar la calle y descansar en una pequeña plaza mientras disfrutaba de un momento a solas pero no le fue posible hacer tal cosa, todo sucedió en cuestión de segundos, una furgoneta negra la golpeó haciéndola caer al suelo, Ivy más que adolorida estaba enfadada, su cigarro se había roto en dos y su encendedor se había hecho trizas dentro de sus pantalones. — ¿Estás ciego o qué? Pedazo de imbécil —insultó al chófer mientras se esforzaba por colocarse de pie. Se alegró al lograrlo, lo menos que deseaba era una lesión y acabar en un hospital internada mientras su madre se preguntaría que habría sucedido, quién conducía el auto no dudó en salir y defenderse de aquel insulto pese a que literalmente había arrollado a alguien. —¿Que acaso no ves a los lados antes de cruzar? No es mi culpa que seas una estúpida —atacó el joven mirándola con insuficiencia. Ivy no lo tomó de la mejor forma y en cuestión de segundos se lanzó al suelo y empezó a retorcerse y gritar tan fuerte que había captado la atención de varios transeúntes. —¿Que m****a haces? —Le preguntó el hombre perturbado. —Si no me pagas y te disculpas, voy a decir que me atropellaste intencionalmente — respondió. —Fué un accidente. —Pues no tienes como probarlo, yo en cambio tengo raspones y heridas. —No voy a disculparme contigo. —Deberías, porque no sabes con quién te estás metiendo —aseguró la chica con una sonrisa maliciosa. Había algo en ella que le resultaba familiar, sus ojos cafés y sonrisa pícara, la había visto antes. —¿Ivy Montana? —Preguntó sorprendido. La joven también quedó impactada al escuchar que aquel extraño sabía su nombre. —¿Quién diablos eres? —Es increíble que no me recuerdes aún cuando dormimos juntos —rspondió el muchacho con una sonrisa irónica.Una noche no fué suficiente para poner al día de todos los acontecimientos a su mejor amigo, ella ni siquiera comprendía como es que continuaron la luna de miel pero suponía que se debía a sus padres, debían guardar apariencias y pretender que estaban teniendo días inolvidables y ciertamente así era, pero no en el buen sentido, aún así era reconfortante tener s Christopher por unos días, eso sin duda era como una bocanada de aire fresco.Estaban en la habitación principal, pintando sus uñas y con mascarillas de aguacate en sus rostros porque habían visto un tutorial en dónde afirmaban era bueno para la piel, se habían asegurado que Mathew no merodeara por ahí para hablar de su chofer o las cosas malas que su esposo había hecho.—No sé que tan mal amigo me vea en estos momentos pero no sabes el placer que me da saber que le pones el cuerno a ese desgraciado, hombre tenía que ser...—Vamos Christopher, que Mathew sea un idiota a veces no quiere decir que todos sean de esa forma, lo he a
Ivy era un manojo de nervios de solo imaginar a Mathew hecho un ogro tras su desaparición pero otra parte de si misma estaba harta y deseaba tirar la toalla, si tan sólo no dependiera únicamente de ella, si fuera tan fácil de solucionar y un dia despertar y descubrir que su agresor estaba tras las rejas y su familia a salvo quizás pensaría mas en si misma como antes de ese maldito día. Mientras fumaba en silencio y Tyler tarareaba alguna canción como siempre acostumbraba pensaba en la posibilidad de denunciar a las autoridades todo lo que estaba pasando pero todo la conducía a un callejón sin salida, Richie no era precisamente cualquier persona, era alguien millonario, influyente y que podía comprar un país si él así lo quisiera ¿Y si el tenía algo que ver con las muertes? De sólo imaginarlo sentía como se formaba un nudo en la garganta. —¿Cuando empezaste a fumar? Ivy miró hacia el chofer y sonrió. —Seguramente estás por darme el sermón del por qué debería dejar de hacerlo si no m
Aunque había anochecido Ivy no deseaba regresar a su realidad junto a su esposo, en cambio había disfrutado todo el día junto a Tyler jugando en el Xbox pese a que no era lo suficientemente buena había reído un montón, era lo que más adoraba de su compañía, eran horas donde se sentía feliz y apreciada por alguien más. Por muy cliché que resultase no recordaba la última vez que disfrutaba tanto de la vida hasta que lo conoció y aunque no era correcto ni leal su actuar el verlo acercarse a ella con una sonrisa tierna y sosteniendo una bandeja con comida siempre atento a sus necesidades lo demás daba igual. Habían hecho el amor varias veces durante el día, no había deseado tanto a un hombre lo suficiente para repetir el acto con él mismo, casi siempre elegía a uno diferente y al día siguiente regresaba a su monótona rutina y eso parecía ser suficiente. Pero en aquel momento él era todo lo que Ivy deseaba. —Ordené hamburguesas, no se si sean de tu agrado, en caso de no serlo puedo pr
Mathew: El estar solo en la habitación le hacía pensar con claridad en su actuar los últimos días y ni siquiera él mismo podía definir sus sentimientos, era una mezcla entre dolor y enojo que con el paso del tiempo incrementaba. Había mantenido contacto con su familia desde el primer momento en que se supo de la muerte de Esmeralda y tal parecía que todo estaba bajo control, pero luego hallaron el cadáver de Carolina y entonces todos los ojos estaban sobre él. Había hecho un montón de cosas y sobornado a fuentes importantes para que la reputación de Ivy no se viera afectada. Porque realmente la amaba ¿O no? Alguien no podía causar tanto daño a la mujer de su vida y desearla al mismo tiempo, y el no sólo le había fallado innumerables de veces, también la agredió física y verbalmente. Había indagado lo suficiente en su pasado como para descubrir que su vida había sido un total infierno, ni siquiera el podría soportar un segundo bajo su piel sufriendo todas esa violencia. Tenía un moti
Cuando Tyler se marchó el estado de ánimo de Ivy ya había mejorado progresivamente lo suficiente para indagar más sobre Mathew, no entendía por qué razón guardaría un artículo sobre su secuestro y el estar ausente le generaba cierta duda en si conocía al hombre con él que se había casado, si había sido capaz de ponerle una mano encima no podía tapar el sol con un dedo y seguir esperando encerrada en una habitación. En una de las valijas justamente como su amante le había dicho estaba el artículo en una de sus cajas con pertenencias de Mathew que no se había molestado en organizar, lo puso en su lugar y siguió buscando algo más novedoso y cuando pensó que no tendría éxito una de sus valijas despertó su curiosidad y fue tras ella. Su rostro palideció al ver lo que contenía. Eran armas de diferentes tamaños así como una hoja de papel con algo escrito en un idioma que desconocía, en ese punto Ivy pensó que había sido suficiente indagación en lo que restaba del día y organizó todo justo c
Había sido difícil para no decir imposible contener a Tyler de ir tras Mathew una vez había comprendido mejor lo que había sucedido, pero al final logró que se quedara a su lado mientras ella se maquillaba como si su vida dependiera de ello, por supuesto que él chico seguía enojado pero no hubiera sido la mejor idea crear otro problema y arriesgarse demasiado por la impulsividad del momento.Tyler peinada la larga cabellera de la chica mientras tarareaba la misma canción que habían bailado juntos antes de que ocurriera todo aquel conflicto.—Estoy agradecida porque hayas elegido acompañarme por encima de lo que deseabas hacer realmente—rompió el silencio Ivy con una sonrisa triste.—Lo menos que deseo es hacerte sentir peor, pero sabes que es un maldito cobarde y merece sufrir el peor de los castigos—se quejó.—Tyler, yo no he sido precisamente una santa en toda esta situación...—Al diablo con eso, su matrimonio fue un acuerdo, y nada justifica una agresión hacia tí, mierda estoy tan
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