Planear unas vacaciones que ya tenía mentalizadas le fue demasiado fácil. Sebastian salió a cenar con Silvia y sus sobrinas, las dos niñas tenía demasiado que contarle y él simplemente se quedó en silencio escuchando todo lo que le decía.
—Chicas, chicas, lo marean.—Tío Sebas, quieres saber más —Respondió la más pequeña y su mamá le dio un beso en la frente.—Sí, pero déjalo en misterio. Así nos invita a comer pronto. —Dijo Silvia y su hija más pequeña asintió.Todos continuaron comiendo y Silvia les pidió a sus hijas que fueran a hacer una degustación de postres para poder hablar en privado con Sebastian, las dos se despidieron del joven y fueron a una mesa aparte.Silvia se pasó al lado de su hermano y le acarició la espalda, luego le dio un beso en la mejilla y él le vio incómodo.—¿Tienes o quieres algo?—Quiero saber de estas espontáneas vacaciones.—Bueno, es mi vida privada.—Como esa novia privada que tienes. Las niñas se lo pasarían fen