Narrador.
Malzahar, aún en control del cuerpo de Luther, observó a Scarlet con una mezcla de incredulidad y cautela cuando se separaron un poco. Su presencia en ese lugar no era una simple casualidad.
Él necesitaba más respuestas. Por qué fue a buscarlo, o si de verdad lo quería a él.
—¿Qué haces aquí? —su voz fue baja, pero cargada de sospecha—. ¿Cómo supiste dónde encontrarme?
Scarlet le dedicó una sonrisa astuta, sus ojos reflejaron una confianza que rozaba la arrogancia.
—Eso te lo cuento poco a poco —susurró, cerca de sus labios—. Querido.
Antes de que Malzahar pudiera reaccionar, ella se acercó con rapidez y le robó un beso fugaz, sus labios rozaron los de él con una precisión calculada. La humedad que sintió Malzahar, a pesar de ser un cuerpo ajeno, no tardó en ponerlo duro.
Malzahar se quedó inmóvil por un instante, su mente procesaba lo que acababa de ocurrir. Cuando iba a formular una respuesta, Luther lo interrumpió en su mente a gritos impacientes.
—¡¿Estás loco?! ¡E