Danira.
-Yo iré. - Dije con fingido fastidio.
Un lobo acaba de llegar al territorio Supremo y nos contó sobre un ataque que había sucedido hace días en el Sur.
Bo, el encargado temporal de ser mi niñera porque el oficial se encontraba cuidando de otra manada, gruñó con impotencia.
Solo éramos él, un montón de cachorros, una loba que probablemente nunca recuperaría su mente y yo.
¿A quién enviar para avisar al Alfa Supremo mientras él se adelantaba para tratar de encontrar el olor de la Luna secuestrada?
Tenía una opción, y no era precisamente el ir hasta donde se encontraba el Alfa Supremo porque eso sería perder valiosas horas de olor... si es que aún quedaba algo.
Estrechó los ojos hacia mí.
-No hagas ninguna tontería, loba.
-¿Qué podría hacer? - Pregunté inocentemente. - Ustedes me rastrearían y me colgarían sobre un estanque de pirañas si me escapo.
-Toda la maldita razón. - Gruñó. - Bien. Debes ir a la manada de Plata, el Alfa ya debió de haber llegado hasta allí.
-De inm