Capítulo 29.
Desde ese día comenzó a hacer méritos el lobo.
Le di una cabaña desocupada para que pudiera vivir y, tal como dije, pasó al menos su primer semana arreglando techos.
Durante la segunda semana hizo una prueba para entrar con los guardias.
Y en la tercera ya se había ganado a toda la manada que no lo conocía.
-Ya deja de hacer sufrir al pobre lobo. - Dijo Bib una tarde después de revisar el presupuesto. - Te trae flores, arregla tu techo y toca fuera de tu ventana. Uno así no se consigue tan fácilmente, la mayoría solo baja sus pantalones y esperan que eso nos impresione ¿Sabes?
Le sonreí.
Era cierto. Se estaba esforzando y tomaba mis rechazos muy bien cuando me pedía salir a dar un paseo.
No habíamos vuelto a tener contacto físico desde el día en que llegó.
-Primero debe ganarse su lugar en la manada. No puedo permitir que cualquier Renegado se nos una...
-Tonterías. La manada lo quiere, los cachorros lo siguen, las lobas babean por él... Simplemente ve y termina con