El lunes en el trabajo, Camila se comporta como una buena asistente e intenta hacer todo lo que Lisandro le pide. Teresa sigue de cerca a su jefe, mientras que Camila trata de estar lo más alejada posible de él.
—Camila, tenemos que ir a buscar unos documentos. Me gustaría que vinieras para que veas de qué se trata —le comenta Nicolás.
—Por supuesto —responde ella, y va a buscar su bolso.
Cuando están en camino, él le pregunta si está cómoda con su nuevo trabajo y ella se queda mirándolo. Para Camila nada ha cambiado y se lo hace saber.
—Lo siento. Es que te noto un poco seria —le explica él.
—Es que el fin de semana salí con unas amigas y creo que me sobrepasé —dice ella tratando de evitar dar otras explicaciones. Nicolás es muy cercano a Lisandro.
—Es normal, eres joven y soltera —comenta él, y es en ese momento que Camila se da cuenta de que puede usar a Nicolás como chivo expiatorio.
—Supongo, de todas maneras, fue muy extraño. Ya que me encontré con un muchacho que mis padres hab