Capítulo 59. Anhelo de lo imposible
«Demonios... Sofi, ¿qué estoy haciendo?» Se reprende Gavin internamente.
Gavin pone a Marina sobre el colchón con rapidez y aunque no la lastimó, sí fue brusco, se pone de pie, le da la espalda porque no se atreve a ver su cuerpo ahora mismo o regresará a ella como un animal salvaje en busca de desahogo.
Ve de nuevo el cuadro y quita su mirada culpable, él prometió honrar a su mujer por lo que le quedaba de vida, él al menos en el plano espiritual era solo de ella y esta su habitación, el único lugar en el mundo donde habían sido felices hasta que la enfermedad mental de Sofi les arruinara la vida a ambos.
Él sencillamente no podía manchar su recuerdo retozando con otra en su lecho.
—Lo… Lo siento, no podemos hacer esto aquí.
Gavin corre al baño y se mira al espejo y maldice audiblemente.
Ahora entiende porqué su parte malévola lo lleva a Marina.
—Ella es fuego, mi infierno personal —se lamenta por permitir que las cosas llegaran a este punto.
Marina mirando