Llegó la noche y nosotras nos fuimos a la discoteca que estaba en este sitio y cabe destacar que era muy buena según Bri, llegamos y nos hicieron pasar inmediatamente al ver a la señorita Feres.
— Las ventajas de ser una Feres — dijo inocentemente — vamos a la barra para tomar.
— Yo no tomo — dije — eso no ha cambiado en absoluto así que quiero una piña colada sin alcohol.
Las chicas respetaron mi postura, la música comenzó a sonar y varios hombres se acercaron a mis amigas para invitarlas a bailar a lo cual aceptaron solo que la excepción fueron Marien, Bri y Lía.
— Dame otra piña colada — le grite al barman — por favor.
Yo seguí bebiendo piña colada y aunque no deseaba bailar contoneaba mi trasero desde mi asiento, muchos hombres se acercaron para invitarme a la pista pero yo decliné amablemente las invitaciones.
— Deberíamos ir a la pista — dijo Lía — no necesitamos de ningún macho para bailar.
— Yo tengo dos pies izquierdos — grite — si quieren vayan ustedes.
Las chicas insistiero