SOPHIE
Me muevo incómoda en la cama, no he podido dormir por pensar en la cena de hoy, el padre de Emilio es agradable y cálido. Al igual que todos en esta casa.
Di un último suspiro y cuando me estaba quedando dormida sentí como me sacudían.
—Sophie…
Escuché un pequeño susurro y me alarme alejándome. Un hombre estaba de pie pero no alcanzaba a ver su rostro hasta que se movió y la luz de la luna que se filtraba por la ventana y le dio en su rostro.
Era Miller. Miller estaba de pie frente a mí con una mirada extraña, sus ojos brillaban y se veían muchísimo más intensos que la última vez que lo vi.
—Vámonos— Miller alcanzó a tomarme del brazo y me levantó de un solo jalón.
—¿Qué haces?— retrocedí a la defensiva —. No puedes llevarme cuando se te plazca y menos entrar a un lugar como este, esto no es tu casa— reproche.
—¿No puedo llevarte?— levantó una ceja y su rostro se transformó en uno diferente, daba mucho miedo ahora—. ¿Dices que no puedo llevarte?— se acercó a mí y me agarró mis