Capítulo 4: Compromiso Roto

Esa mañana en la empresa que manejaba el clan Lennox, todos los empleados miraban asombrados como el hijo del jefe llegaba de buen humor al trabajo.

- Interesante – opino Samantha cuando su hermano paso a su lado - ¿puedo saber el motivo de esa sonrisa? – pregunto divertida mientras ingresaban a la oficina.

- ¿Tan raro es verme feliz? – pregunto divertido a la vez que se sentaba en su silla cómoda ubicada detrás de su escritorio.

- En las mañanas, si – confeso la rubia – porque lo normal es verte de mal humor.

- Bueno todo es gracias a esa humana.

- ¿Eh? ¿cómo que gracias a ella? – pregunto extrañada.

- Hm… es muy eficiente.

- Ah, ya te entendí – dijo divertida - entonces ¿si ha cumplido tus expectativas?

- Y más, mira – dijo divertido mostrándole la nota de la mañana.

- … - Samantha arqueo la ceja divertida al leer la nota, era una forma de comunicarse con él sin ser personal – demasiado interesante.

- Lo mismo opine – indico divertido, para luego ponerse un poco serio - bueno olvidemos eso por un momento y mejor ponme al corriente de todo lo que paso en nuestra ausencia.

Samantha asintió e igual se puso seria mientras empezaba a explicarle a su hermano todo lo que habia ocurrido en la empresa en esos 3 días que se salieron de viaje.

- Perfecto – comento el pelinegro tras escuchar el reporte - ¿algo más que deba saber?

- De trabajo no, pero la tarde en que saliste de viaje llego Teresa Hamilton a la empresa con algunas maletas.

- ¿Maletas?

- Aja, pensó que ella te acompañaría a la reunión de lideres.

- ¿Y quién le dijo que pensaba en llevarla?

- Ni idea, pero estuvo a punto de hacerme un drama porque no la esperaste – indico la rubia dejando escapar un suspiro - hasta que le recordé que a esas reuniones solo van los lideres, puros alfas y nosotras tenemos prohibido ingresar a esas reuniones, solo se nos deja ir si nuestra familia presenta una excepción muy especial, la cual es que no exista un alfa varón en la familia principal y como miembro representante mandan a una mujer.

- Pensé que eso era un conocimiento básico que se nos enseña en la escuela – opino dejando escapar un suspiro.

- Pues no quiso aprenderlo o falto a clases ese día – indico Samanta sonriendo de lado – el caso es que se fue resignada de regreso a casa con todo y maletas.

- Bien.

- Pero ella me estuvo fastidiando los siguientes días, llamándome para pedirme las llaves de tu departamento.

- ¿Para qué? ¿qué quiere de mi departamento? – pregunto Marcelo frunciendo el ceño.

- Según me dijo y entendí, quería las llaves para entrar y arreglar el lugar con algunos detalles románticos para recibirte cuando llegaras a casa.

- No – indico molesto – oye llámale a la humana para que no la deje entrar por si hoy va a la casa, que no importa lo que diga NADIE que no autorice entra al departamento.

- Voy, ya le llamo para avisarle – indico la rubia tomando el teléfono para marcar al celular de la humana.

Tras unos 3 timbres, la llamada fue contestada.

- ¿Hola?

- Soy yo.

- ¿Eh? ah hola señorita Lennox.

- Oye te llamo para infórmate de que tal vez vaya alguien al departamento e intente entrar si o si, pero no importa el argumento o que diga que es la prometida de Marcelo, NO la dejes pasar.

- Oh… claro, ¿entonces nadie puede entrar?

- Así es, mi hermano ama la privacidad de su departamento y no quiere que ella entre a su casa.

- Perfecto, no dejo entrar a nadie – menciono la humana – ah, por cierto, hace rato llego un paquete para su hermano.

- ¿Paquete? – pregunto confundida mirando de reojo a su hermano – ¿pediste algo?

- No… ah espera, deben ser los nuevos sobres de té que pedí, dile que abra la caja y si son, que los acomode en la alacena.

- Dice mi hermano que puedes abrirlo, debe ser unos sobres de té – le explico - si es eso, acomódalos con los otros.

- A claro, a ver – menciono la castaña abriendo la caja con cuidado – oh es verdad son varias bolsitas de té, ya las organizo con las demás.

- Bien e igual te encargo eso, nadie puede entrar al departamento si mi hermano no está – declaro Samantha terminando la llamada.

- ¿Qué número marcaste para comunicarte con ella?

- Le llame a su celular – explico la rubia.

- Cierto, pásame su número para que igual la tenga registrado por cualquier cosa – exigió el lobo, provocando que su hermana sonriera mientras se lo pasaba.

- Ya te di el informe, ahora iré a ver los pendientes de las facturas de su viaje – informo la rubia.

- Cuando tengas ese reporte me dices para que te firme los papeles que hacen falta – le indico el pelinegro, para así empezar a ver sus propios pendientes del día.

De esta forma paso la mañana para los hermanos, entre papeles y pendientes normales para ellos; así dio paso a la hora de la comida donde ellos se prepararon para ir a casa de sus padres, pero justo cuando salieron de la empresa ella apareció buscando interceptarlos.

- Marcelo - le saludo corriendo hasta él con una gran sonrisa.

El nombrado solo rodo los ojos al notar que ella habia ido a la empresa a buscarlo.

Teresa Hamilton era una hermosa loba que muchos desearían tener a su lado ya que físicamente era preciosa: su cabello era largo y lacio de un raro color blanco, ojos color azules como el cielo, de piel muy clara y poseía un cuerpo que muchos denominarían perfecto porque tenía las medidas que toda humana o loba desearía poseer; era una joven loba popular entre todos, aunque la mayoría de sus admiradores se desilusionaron cuando ella anuncio su compromiso con Marcelo Lennox, pero notaba que a ese lobo no le interesaba por lo cual a veces ella se sentía frustraba porque él no caía ante sus encantos como otros e igual se suponía que estaban comprometidos, pero este jamás la llamaba o pasaba a verla a casa de sus padres, por lo que decidió ir ella misma a buscarlo a su empresa o donde fuera que pasaran tiempo juntos.

- ¿Qué quieres? – le pregunto al ver que se acercó a él y trato de abrazarlo, pero fue más rápido y se alejó para evitar el contacto innecesario.

- Am… bueno venía a invitarte a comer tontito – hablo ella buscando sonar relajada e ignorar que la acababa de alejar apropósito - casi no hemos pasado mucho tiempo juntos y me gustaría que tú y yo…

- Eso ya no es necesario – le interrumpió Marcelo.

- ¿Eh?

- Te libero del compromiso.

- Que… Marcelo de que estas ha…

- Teresa no me interesa tener una relación contigo no eres mi tipo – menciono mirándola a los ojos – y por si no lo has notado no me agradas mucho así que dejemos esta farsa y que cada quien busque su propia felicidad por su cuenta, porque el tú y yo no existe ni existirá.

- Pero…

- Bueno me debo ir, se me hace tarde para llegar a comer con mis padres – declaro avanzando y pasando a un lado de ella – por favor ya no me busques.

La chica se habia quedado muda ante esas palabras, ya que no entendía porque pasaba eso o porque lo hacia ese lobo. Ella por un momento creyó haberse sacado la lotería cuando sus padres le informaron de su compromiso con el primogénito de los Lennox, pero ahora… así como así, de la noche a la mañana lo habia perdido todo.

En eso Teresa vio a Marcelo subir a su automóvil deportivo en compañía de su hermanita para juntos irse a casa de sus padres como le dijo, pero le dolía notar que no significo nada para él ya que ni la miro a ver.

Ella frunció el ceño y rechino los dientes dejando a la vista sus colmillos ya que se sentía furiosa y frustrada, pero de algo estaba segura: no renunciaría a una vida feliz por culpa de ese lobo y si no podría tenerlo por las buenas seria por las malas, así que busco dirigirse a su casa para buscar algo y de ahí dirigirse al departamento del lobo para esperarlo.

Ignorando los planes de su ahora ex prometida, Marcelo y Samantha llegaron a la casa de sus padres para comer con ellos ya que siempre que regresaban de esas juntas, la señora de la casa buscaba reunir a toda su familia para comer y así poder enterarse de lo que habia pasado en la junta. Curiosamente en esta reunión también fue llamado Erik, ya que estaban a unos meses de que se celebrara su boda con Samantha.

Justo cuando los hermanos estaban por ingresar a la casa, alguien los llamo.

- Sam, Mar – en eso los hermanos notaron que Erik recién llegaba y corría a saludarlos o más bien corría hacia su linda prometida para darle un beso en los labios, ya que la habia extrañado muchísimo esos días que salió de viaje.

- Erik… - le saludo Samantha con un suave sonrojo adornando sus mejillas y dejando a la vista sus apéndices lobunos.

- Te extrañe muchísimo guapa – dijo el rubio acariciando el rostro de ella y acercándose a lamer las orejas de ella mientras restregaban sus rostros en señal de afecto.

Marcelo solo rodo los ojos ante tantas muestras de cariño y busco dar unos pasos hacia un lado por seguridad, ya que los vio salir de casa.

- Ejem…

- Aw… el amor – en eso la pareja escucho una voz junto a ellos y vieron que los señores Lennox estaban a su lado observándolos atentamente, por lo que ambos se separaron rápidamente con la cara sonrojada.

- Chico, mi casa la respetas – se quejó el lobo mayor.

- Oh vamos Liam deja a los enamorados, se miraban tan lindos y les arruinaste el momento – se quejó una loba de cabello corto color rubio, de piel de tonalidad clara y de una mirada color celeste, quien pese a verse mayor dejaba notar su belleza natural.

- Pero Alice, ellos…

- Pero nada mi amor, tu hija ya es grande y si ella lo desea puede estar de cariñosa con su prometido – indico Alice.

- Madre… - se quejó Samantha sonrojándose más.

- Jeje si mi amor, no te apenes por demostrar tus sentimientos – hablo la mayor guiñándole el ojo a su hija y provocando que su hijo se riera por esa situacion – y tú, Marcelo no te burles ya que de seguro heredaste lo romántico y detallista de tu padre.

- Lo dudo, yo jamás actuare así.

- Nunca digas nunca hijo – indico divertida la mayor

- Mejor olvidemos eso y pasen – dijo Liam.

- Oh si, vengan pedí la comida favorita de todos – indico feliz Alice.

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