Levy se pasó horas sintiéndose un estúpido, sabía como habían herido sus palabras a Meg, de hecho las había dicho impulsado por la frialdad de su mirada, para hacerle daño; y eso era lo opuesto a lo que él buscaba. Meg estaba pasando un mal momento, y él, lejos de ayudarla a superarlo, le había hecho más daño.
Cumplió con sus obligaciones del día como un autómata, y ni siquiera se acordó de comer, así que por la tarde se sentó en su despacho, y devoró varias barritas energéticas que dejaba allí siempre para los casos de emergencia. Volvió a pensar en como solventar la idiotez que había hecho, y llegó a la conclusión de que la única forma en que podría arreglar su mal comportamiento, sería disculpándose con Meg. Pensó en llamarla, pero sabía que ella había