Alexander me miró fijamente en ese momento en que estaba sonriendo y me lanzo los brazos para darle un fuerte abrazo.
Estaba feliz de que hubiera podido entender mis sentimientos acerca de querer incursionar en el diseño gráfico y por otro lado me complace poder decirle a Manuel que podría trabajar con él en su empresa, había visto todo su trabajo y realmente me muestra que necesitan ayuda con ese espacio.
—Alexander, ¿estás bien?
El hombre frente a mí se estaba quedando dormido y se negaba a ir a casa sin importar cuánto le dijera que fuera a descansar allí.
—Tienes que descansar y no es un buen lugar para dormir en un sillón.
—Préstame tu cama por unos minutos, te juro que no te voy a molestar.
—Ni lo pienses, luego me tengo que ir a dormir y ya está oscureciendo.
—Pues, tú te acuestas a mi lado tal como cuando pasaban la película a la hora de comer las hamburguesas.
—Ni lo sueñes, eso es muy diferente, Manuel estaba allí con nosotros y éramos tres personas, no solo dos.
—No te voy