—¿Me puedes decir dónde está Christian?— pregunta Rocío entrando a mí oficina.
—Veo que tú tampoco sabes donde mierda se metió.
Llevamos una semana tratando de encontrar al idiota de mi hermano, qué como el pendejo que es se desapareció el día de los inocentes.
Al principio creí que era una broma cuando leí su carta, pero los días que llevamos sin saber de él me dejan en claro que algo pasó esa noche que quiso desaparecer de buestras vidas.
—Pues lo necesito, tengo que hablar urgente con él.
—Si es algo de la empresa, puedes decírmelo a mí ¿no?
—Es personal, James. Tú no lo entenderías— responde con su voz cansada y lo único que hago es encogerme de hombros y negarme frustrado.
Y así sin más, se dio la media vuelta y salió de la oficina.
—¿ En qué mierda te has metido, hermanito?
El año nuevo fue extraño sin su presencia y debo decir que por primera vez en años lo extrañé, no estaban sus risas, ni sus bromas sarcásticas, sus ganas locas de ver sus series y comer palomitas haciendo yog