"¿Estás loco?", pregunté incrédula. "¿Por qué estás tan dispuesto a morir por esto?".
"No lo estoy".
"¿Entonces por qué...?".
Y entonces lo sentí. Su mano acercándose y tocando la mía. Esas mismas chispas intensas estallaron a través de mí, haciendo que mi cabeza se nublara al instante.
"Deja de