Con un ruido sordo, la daga dio en el blanco perfectamente.
Solo que... no era una amenaza como esperaba. Ningún asaltante al acecho.
No… era un árbol.
Mierda.
A decir verdad, mientras iba a recuperar mi arma, no pude evitar sentirme algo aliviada. Esto no era la calle ni una misión que requerí