“¡¿Egoísta?! ¡Estoy tratando de ayudar a salvar tu vida, idiota! ¡¿Quieres que los cuatro lobos se abalancen sobre ti?! Porque no luces muy bien, amig…”.
Pero no pude terminar la frase porque empecé a gritar por un dolor repentino en el hombro.
Los colmillos se clavaron profundamente en mi carne, t