38. ¡No te atrevas a gritarle!
Hanna
No sé qué es lo que le han dicho en esa llamada, pero Jason está muy pálido mientras lo veo moverse de un lado a otro del apartamento. Yo me he quedado quieta en mi lugar, simplemente viendo como él ha tomado su cartera y ahora está agarrando las llaves del auto.
Cuando veo que se dirige a toda prisa hacia el ascensor, es que decido intervenir.
—Jason, ¿qué ocurre?— le pregunto, notando su expresión tensa.
Él al escucharme se gira de inmediato hacia donde estoy y veo como cierra sus ojos con fuerza por unos segundos, antes de caminar a paso acelerado hasta mí.
—Lo lamento, gatita— me dice tomando mi rostro entre sus manos y dejando un beso en mi frente— He olvidado por completo que estabas aquí, es que….
Veo como niega con la cabeza y su quijada se aprieta. Las manos que sostienen mi rostro están temblando y eso solo hace que empiece a pensar lo peor.
—Jay, puedes confiar en mí, ¿Qué ocurre?— le digo en un susurro.
Cuando sus ojos azules están nuevamente sobre los míos, s